Con grandes deficiencias Oportunidades y el Seguro Popular: investigadores

Los programas sociales y focalizados como Oportunidades y el Seguro Popular operan con “graves deficiencias”• en cuanto a la calidad de los servicios que prestan, además de que han sido incapaces de resolver problemas básicos como atender la demanda de alimento de 23 millones de mexicanos y de salud de 43.38 millones de connacionales.
Los investigadores Mario Luis Fuentes y Clara Jusidman aseguraron que luego de que el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social diera a conocer las nuevas metodologías y mediciones de la pobreza, resulta claro que se debe de hacer una “revisión inmediata de todos los programas focalizados y de toda la estructura de lo que llamamos política social”.
Y es que de acuerdo al Coneval, los rezagos en el país se ubican de la siguiente manera: educativo 23.16 millones de mexicanos (21.7%); servicios de salud, 43.38 millones (40.7%); seguridad social 68.9 millones (64.7%); en calidad y espacios de la vivienda, 18.62 millones (17.5%); en servicios básicos en la vivienda 20.13 millones (18.9%) y en alimentación, 23.06 millones (21.6%).
Por grupos de edades, en rezago educativo, se encuentran 3.03 millones de personas de 3 a 15 años de edad; 15.29 millones cuya edad oscila en los 16 años o más nacida hasta 1981, y 4.84 millones la población de 16 años o más nacida a partir de 1982.
Con respecto a los servicios de salud, 20.38 está afiliada al Seguro Popular; 32.79 millones al IMSS; 7.04 millones al ISSSTE, 950 mil a Pemex, Defensa o Marina y 2.13 millones a otras instituciones. Esto significa que sólo el 59.9 por ciento de la población está afiliada a un sistema de salud.
Fuentes explicó que “es importante reconocer que Oportunidades está atrapado en los graves problemas de calidad que tienen los sistema educativos y de salud.
“No se puede simplemente focalizar, sin garantizar la calidad de los servicios de derechos básicos”, dijo tras referir que a ello se suma la falta de complementariedad de los programas federales con los estatales y municipales.
“Esta falta de complementariedad, que ha derivado en un realismo social salvaje, propicia que cada quien atiende a su propio grupo y propio patrón. Por lo mismo, una de las consecuencias inmediatas con los resultados de Coneval es hacer una revisión no sólo de todos los programas focalizados sino de toda la estructura de la política social”, añadió.
A lo que Clara Jusidman, presidenta y fundadora de Iniciativa Ciudadana y Desarrollo Social, agregó que la falta de articulación de los programas sociales ha hecho que no tengan el impacto que requieren, sobre todo, en la atención de las familias de reciente creación, que tienen niños menores de cinco año, y las cuales se encuentran en más riesgo de ingresar a los niveles de pobreza y de pobreza extrema.
Para Mario Luis Fuentes la reorientación de los programas, con base a las mediciones del Coneval, deben de considerar el hecho de que los sectores más afectados con la pobreza y que tienen menos acceso a los servicios básicos son los niños y jóvenes.
“Siete de cada diez pobres son niños y jóvenes, por lo que es obligatorio ver las acciones focalizadas, porque en ese sector se centran las mayores carencias”.
Las evaluaciones efectuadas entre la población marginal beneficiaria de Oportunidades y del Seguro Popular, establecen que éstas acuden a clínicas de primer nivel que carecen de personal capacitado y de lo mínimo necesario para detectar y controlar de manera oportuna enfermedades crónico-degenerativas como son la diabetes y la hipertensión.
Las clínicas rurales, sobretodo, carecen de áreas claves para realizar estudios clínicos básicos. “No me refiero a laboratorios, que ya implica cierta infraestructura, sino de una maquinita que permite a través de las tiras reactivas diagnosticar anemia en los niños, diabetes en jóvenes y adultos, detectar si una mujer embarazada tiene proteínas en la orina.
“Los programas no solamente deben de provocar que los niños vayan más a la escuela o que las mujeres embarazadas vayan más a las clínicas, porque eso no significa que haya mejor salud o educación”, dijo Stefano Bertozzi, del Centro de Investigación en Evaluación y Encuestas del Instituto Nacional de Salud Pública.
Por lo mismo, de acuerdo al investigador, la poblaciones más pobres y más marginadas del país, no sólo siguen cargando con su pobreza, sino que además tienen acceso a servicios de salud y educativos de menor calidad.
En el caso de la educación, las evaluaciones del Coneval y del CIEE establecen que resulta muy marcada la desigualdad que priva entre la población beneficiaria de Oportunidades, que es básicamente rural, y la que habita en el ámbito urbana.
“Los niños más pobres muchas veces sólo tienen acceso a la telesecundarias, que carecen de profesores y de equipo, y esto no es una garantía de que puedan salir de la pobreza”, de acuerdo a la investigación.
Clara Jusidman aseveró que “a veces uno tiene la impresión de que los programas parten de buenas intenciones, pero todas las acciones se hacen totalmente desarticuladas. México tiene una historia de política social muy antigua, tiene muchas ONG que tienen buena practicas, pero el gobierno federal no está estableciendo ni un dialogo con el pasado ni con estas organizaciones.
“Un ejemplo son las estancias infantiles, creadas con la mejor intención de resolver un problema de las madres trabajadoras, pero durante el montaje del programa jamás se estableció un dialogo con las ONG que suplieron esta tipo de ausencias, que montaron este tipo de esquema comunitario de prevención. Y no acudieron a ellas. Esto habla de que seguimos con una política gubernamental, y no pública”.

Fuente: Milenio 26 de diciembre 2009

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